546 La magia de un nuevo año. 2018.
Ante el
horizonte cautivador, atractivo y expectante de este nuevo año, no cabe más que
llenar las alforjas del futuro de esperanza.
De una
esperanza con retos deslumbrantes y apasionadamente eficaces.
Retos con los
que consigamos:
·
Dejar atrás tanta zozobra Inútil, y tanto camino
incierto, que nos lleva sólo: al desconcierto, a la desazón y a la miseria económica,
social, moral y personal.
·
Y con los que lleguemos positivamente a esas metas apasionantes, brillantes y
eficaces que el mundo necesita.
No podemos
seguir anclados en una aparente mejora del mundo que en realidad nos puede llevar
al precipicio de un grave y desolador despliegue de desequilibrios, tensiones,
violencia y terrorismo que traería consecuencias funestas y absolutamente
aniquiladoras.
Tenemos que
aportar a la sociedad los medios necesarios para que:
·
Abandone el rol de la violencia, del odio y de la
venganza.
·
Y se robustezca con las armas: de la justicia, de la
comprensión, del dialogo, del fomento de los valores, de la concordia, de la
libertad, del respeto, de la tolerancia y de ese sinfín de singularidades que
caracteriza a una sociedad moderna asentada en principios inviolables y no en las
futilidades de tanta y tanta insensatez.
Hemos de
decir alto y fuerte:
·
“No al descalabro de la guerra”.
·
“No a la violencia en sus diversas manifestaciones”.
·
“No a los corruptos”.
·
“No a esos que se disfrazan de señorías políticas y:
son basura, son escoria y son traidores”.
·
“No a los políticos mediocres” Esos que aparentan
vender ilusiones y progreso, y realmente venden: falsedad, trampas y proyectos
trasnochados e inservibles, con los que sólo se consigue: pobreza, miseria,
violencia, mentira y muerte.
Para este
nuevo año pido a los Reyes Magos que seamos conscientes de la necesidad de
formarnos políticamente y humanamente con el objetivo de poder colaborar en
esta sociedad que necesita personas instruidas y con valores, y no los votos,
ni los escaños de analfabetos miserables que son guiados por guías ciegos que
sólo nos llevan a las atrocidades de un abismo con peligros irremediables.
El Dios de
nuestras vidas nos puede ayudar en este loable cometido.
Un cometido
con el que daremos firmeza y solidez: a la democracia, a la libertad, a la
dignidad, a la paz, a la justicia y al progreso.
Publicado en La Nueva España. Prensa
Asturiana. Digital.
3 de enero de 2018
Publicada en Diario JAÉN 4 de enero de 2018