A mi querido amigo Ángel Martínez Martínez
Fundador del grupo de teatro "Lapsus de Talia" en el IES Reyes de España de Linares
Fundador del grupo de teatro "Lapsus de Talia" en el IES Reyes de España de Linares
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La fuerza de la amistad.
La amistad es ese pilar fundamental sin el cual el ser
humano ve su vida un tanto truncada. La vida si falta ese eslabón
prioritario perdería un ingrediente
especial, ella carecería de encanto,
porque estaría ausente algo muy entrañable.
La persona que no goza del don de la amistad tiene el
peligro de hundirse en una soledad que puede sumergir sus actos en el pozo de
todos los desalientos.
Este es un tema apasionante que conviene tratar, pues es
bueno convencerse de que la amistad es un claro signo de riqueza interior. Cualquier ser humano que
vive volcado en construir con sus acciones un monumento, un digno monumento, de
servicio, es sabedor del valor de la amistad y por lo tanto: La cuida, la
estimula, la saborea, la vive y la potencia.
Yo tengo un amigo muy especial, un amigo que sabe ofrecer
todo lo mejor que tiene para entregarse al servicio de los demás, un amigo que
siente la vida muy cerca de los suyos, que no es indiferente a los problemas de
los que con él conviven
Ángel es el nombre de este mi gran amigo, su nombre esta
grabado con tal fuerza en mí, que ya lo tengo considerado como sinónimo de
amistad, una amistad: leal, sincera, auténtica, gratificante...
Ángel es el custodio de mis acciones, el impulsor de una
forma distinta de vivir; porque él lo hace, él vive: con nobleza, con
sencillez, con generosidad, con fortaleza...
Él: mi buen amigo Ángel, ha sufrido ¡Y mucho! Pero ha
sabido sufrir como un valiente; ha tenido que afrontar situaciones difíciles,
pero ha sabido recibirlas con resignada paciencia, con recia serenidad.
Ángel es compañero de
sus compañeros.Y en él, siempre, todos hemos visto la trascendencia de
tener una persona en la que uno puede
apoyarse.
Acompañándole en el día de su jubilación hemos estado sus
familiares, sus compañeros y sus amigos; todos hemos gozado, hemos sentido la
fuerza de su cariño y hemos logrado saborear la huella de la emoción; emoción
que ha llegado a nuestros ojos, que se ha reflejado en nuestro rostro, que se ha notado en nuestra alma.
Todo, aquel día, llevaba el sello de algo valioso: que, como un gran tesoro,
había que custodiar. Cuando la emoción es auténtica se paladea, con ella se
disfruta y nos sirve de estimulante bálsamo que llena nuestras vidas,
llevándola por los parajes de la ilusión. Pero tras la emoción siempre hay un
alguien, una persona entrañable y querida; siempre hay un hecho, un
acontecimiento, un suceso...
En este caso el
hecho que nos aglutinaba, que nos reunía, era la amistad; esa valiosa amistad
que siempre, siempre, vale la pena y junto a la amistad nunca falta el amigo,
ese amigo al que sus compañeros, en ese día de su jubilación, hemos brindado el
estimulante testimonio de nuestro
sincero cariño.
Publicado en Diario JAÉN 3 -
1 - 1999