519. El adiós de Joaquín Navarro-Valls

519.   El adiós de Joaquín Navarro-Valls

En 1936 en Cartagena. España, nació Joaquín Navarro-Valls.  Realizó sus estudios en las facultades de Medicina de las Universidades de Granada y Barcelona.
Conoció el Opus Dei, en el Colegio Mayor Albayzín de Granada, siendo aún un joven estudiante de Medicina.
Termino la carrera en Barcelona y regresó a Granada.
Ya había pedido la admisión en el Opus Dei, y al volver -a esta bella y entrañable ciudad andaluza- se le pidió que ejerciera como director de aquel mismo Colegio Mayor en el que había sido residente.
Al terminar la carrera de Medicina se especializo en Psiquiatría, y dadas sus inquietudes en el campo de la comunicación estudio también Periodismo. Termino en 1968.
En los años 70 se trasladó a Roma, y colaboró con san Josemaría Escrivá en las tareas de comunicación del Opus Dei.
Siempre sintió una gran admiración por el fundador del Opus Dei y por la forma en que él llevó a cabo la santidad.
La santidad de San Josemaría le cautivó desde el principio y le llevó a vivir en plenitud, y con entusiasmo y firmeza esta apasionante vocación; y todo en medio de un mundo difícil pero atractivo, en medio de un mundo que se debatía entre el ateísmo, la sinrazón y la injusticia; y la fe, la verdad y el bien. Esta santidad “callejera” que San Josemaría le propuso caló hondo en la inquieta forma de ser de Joaquín y fue la forma de la que Dios se sirvió para diseñar el camino de santidad de éste médico, psiquiatra, actor, periodista y comunicador; y al igual que con él, Dios -a través de San Josemaría- diseñaría este medio para la santidad de miles de personas en todo el mundo.
En Roma también fue corresponsal del diario ABC.
En 1984, san Juan Pablo II le nombró director de la Oficina de prensa del Vaticano. Y desde entonces y hasta su muerte en 2005, su labor ha estado asociada a la del Papa Wojtyla, y después también a la de Benedicto XVI, con quien siguió desempeñando el mismo cargo durante algunos meses.
Con san Juan Pablo II tuvo una relación muy estrecha. El Papa le encargó misiones delicadas con personajes de la talla de Gorbachov o Fidel Castro. Y durante muchos años, con el Papa, pasó periodos veraniegos de reposo.
Por Juan Pablo II, su gran amigo, sentía sincera veneración:
·        “Soy consciente de que tendré que rendir cuentas a Dios por la inmensa suerte de haber podido trabajar cerca de un hombre, en el que se palpa vivamente la existencia de la gracia. Se palpa en la tan especial hondura de su fecunda oración, y en la firme seguridad de las decisiones que toma como consecuencia de esa oración”.
Su dolorosa y sentida conmoción por la muerte del Papa, el 1 de abril de 2005, llegó a todos los rincones del mundo al quedar vivamente inmortalizada en televisión.
Joaquín Navarro-Valls ha sido un vivo ejemplo y un testigo firme de fidelidad: a la Iglesia, al Opus Dei, al ser humano, a sus familiares y a sus amigos.
En una ocasión, en 1995, le preguntó un periodista:
·        “Después de tantos años, ¿piensa que vale la pena complicarse la vida en el Opus Dei?”.
Respondió:
·        “Al ciento cincuenta por ciento”.
Allí en el cielo, en donde -con la certeza que nos da la fe- ya estará, Navarro-Valls seguirá viviendo su vocación, pero ahora al 200%. Allí estará felicísimo y botando de alegría como solía decir, en broma, San Josemaría.
Descanse en paz este hombre leal y carismático, que con su fe inquebrantable, con sus dotes y con su talento participó muy directamente en los graves problemas de un siglo XX oscuro y desapacible, pero a su vez un siglo XX esperanzador y vibrante, dada la alta talla moral de muchos de los que en él vivieron.
Joaquín junto a la nostalgia del adiós ha quedado en nosotros el impecable gozo de compartir contigo el ejemplo vivo de tu sabia y colosal virtud.

Publicado en La Nueva EspañaPrensa Asturiana. Digital.   10 de julio de 2017

Publicado en Diario de León. Digital   9 de julio de 2017 

Publicado en Forumlibertas.com  Opinión  11  de julio de 2017

Publicada en Diario JAÉN    14  de julio de 2017