585 La
sinfonía de amor de Francisco.
El Papa, en uno de sus últimos escritos, nos
decía que Dios nos había hecho hijos suyos. Y que esté era un don inmerecido
que nos debía de llevar a una gratitud colmada de estupor.
Nos
interroga el Papa y nos dice:
·
¿Pero, no somos ya todos hijos suyos, por el hecho
mismo de ser hombres?
Ciertamente,
pero no olvidemos que estamos alejados de Él a causa del pecado original y que
nuestra relación filial está profundamente herida. Nosotros éramos hijos, pero
nos volvimos esclavos, siguiendo la voz del Maligno. Nadie nos rescata de
aquella esclavitud substancial sino Jesús, que murió en la cruz para liberarnos
y devolvernos la condición filial perdida.
Todo
este mensaje que el papa nos transmite es también motivo de examen de
conciencia, de revisión de la vida personal y comunitaria, de preguntarnos:
·
¿Cómo es nuestra forma de vivir?
·
¿Vivimos como hijos o vivimos como esclavos?
·
¿Vivimos como personas bautizadas en Cristo, ungidas
por el Espíritu, rescatadas, libres? O ¿Vivimos según la lógica mundana,
corrupta, haciendo lo que el diablo nos hace creer que es nuestro interés?
Si
observamos nuestra conducta nos daremos
cuenta que hay siempre en nuestro camino existencial una tendencia a
resistirnos a la liberación; tenemos miedo de la libertad y, paradójicamente,
preferimos más o menos inconscientemente la esclavitud. La libertad nos asusta
porque nos pone ante el tiempo y ante nuestra responsabilidad de vivirlo bien.
La
esclavitud, en cambio, nos reduce el tiempo al momento, al instante y así nos
sentimos más seguros, es decir, nos hace vivir momentos desligados de su
pasado, vacíos del pasado y cerrados al futuro, a la eternidad:
·
La esclavitud nos hace creer que no podemos soñar,
volar, esperar.
En otras
palabras, la esclavitud nos impide vivir plena y realmente el presente, porque
en nuestro corazón acaba anidándose la nostalgia de la esclavitud.
Y nos
dice el Papa, yo pienso que acertadamente, que nos gusta estar enjaulados por
tantos fuegos artificiales, aparentemente muy lindos, pero que en realidad
duran sólo pocos instantes.
Y
resume diciendo que este es el reino del momento, esto es la engañosa
fascinación del momento.
Pero
ciertamente de estos exámenes de conciencia depende también, para nosotros los
cristianos, la calidad de nuestro obrar, de nuestro vivir, de nuestra presencia
en la ciudad, de nuestro servicio al bien común, de nuestra participación en
las instituciones públicas y eclesiales.
Por lo
tanto, añade el Papa. Preguntémonos:
·
¿Somos libres o somos esclavos, somos sal y luz?
·
¿Somos levadura?
·
¿Estamos apagados, sosos, hostiles, desalentados,
irrelevantes y cansados?
Sin
duda, los graves hechos de corrupción, emergidos recientemente, requieren una
seria y consiente conversión de los corazones, para un renacer espiritual y
moral, así como para un renovado compromiso para construir una ciudad más justa
y solidaria, donde los pobres, los débiles y los marginados estén en el centro
de nuestras preocupaciones y de nuestras acciones de cada día.
¡Es
necesaria una gran y cotidiana actitud de libertad cristiana para tener el
coraje de proclamar, en nuestra ciudad, que hay que defender a los pobres, y no
defenderse de los pobres, que hay que servir a los débiles y no servirse de los
débiles!
La
enseñanza de un simple diácono romano nos puede ayudar. Cuando le pidieron a
San Lorenzo que llevara y mostrara los tesoros de la Iglesia, llevó simplemente
a algunos pobres:
·
Cuando en una ciudad se cuida, socorre y ayuda a los
pobres y a los débiles a promoverse en la sociedad, ellos revelan el tesoro de
la Iglesia y el tesoro de la sociedad.
Dios y
los demás nos necesitan, no quedemos enjaulados, presos, cautivos; salgamos del
lodazal de nuestra personal miseria y levantemos el vuelo para vislumbrar el
brillo de las estrellas, la luz cautivadora del sol, el rítmico canto de
nuestro cosmos tan inmensamente sobrecogedor.
Publicada
en DIARIO DE ÁVILA Digital 5 abril de
2017
Publicado
en Diario de León. Digital 5 abril de 2017
Publicada en Diario
Atlántico. Vigo. Digital
11 abril de 2017