Toma de posesión de la nueva directiva de la
Agrupación de Cofradías en septiembre de 2014
Autor: Rafael Gutiérrez Amaro
Lectura a cargo de la Presidenta
Lectura a cargo de la Presidenta
El querer hacernos cargo del equipo directivo de
la agrupación de cofradías de la ciudad de Linares sabemos que supone una gran
responsabilidad dada la trascendencia que las cofradías tienen en la ciudad.
Nosotros somos conscientes de esta responsabilidad, somos conscientes y a la
vez consideramos que estamos capacitados para llevarla a efecto de una manera
eficaz, digna y fructífera. Y decimos que estamos capacitados porque durante
muchos años hemos procurado participar, vivir, dignificar y cuidar de todo lo
referente a la identidad de nuestras cofradías. Han sido muchos años de trabajo
intenso; trabajo realizado con el corazón y poniendo siempre en él todo el
entusiasmo que era necesario, poniendo en el nuestra vibración, nuestro deseo
de hacerlo para mejorar la vida de la cofradía. Somos conocedores de los
aspectos más importantes de cada una de las cofradías de Linares; sabemos
distinguir perfectamente la armonía que requiere cada una de ellas, el talante
necesario para que marchen según sus estatutos, según su historia, según su
tradición y según las circunstancias y lugares por donde discurre a su estación
de penitencia. Conocemos a las personas, sabiendo que las personas ejercen una
influencia trascendental en el desarrollo y vida de una cofradía, es por ello
por lo que es necesario tratarlas siempre: con cariño, con amabilidad, con
respeto, con tolerancia y si es necesario con ternura y delicadeza. En una
cofradía hay que cuidar de los jóvenes, de los adultos, de los mayores, de los
impedidos, de los niños y de toda persona que se acerque habitualmente, o de
tarde en tarde, a la casa de la hermandad, porque cada uno según sus
circunstancias son los motores que mueven los a veces difíciles engranajes de
cada una de las cofradías. Conocemos también la vida social de Linares aspecto
este muy importante teniendo en cuenta que las procesiones realizan su salida a
las calles de la ciudad, se rodean de sus gentes, pasan junto sus casas junto a
sus ventanas y balcones, de alguna manera conviven con la ciudad y con los
ciudadanos por otro lado son los ciudadanos de Linares los que dan fervor a las
cofradías, los ciudadanos son los que pone en su vibración su entusiasmo su fe
sus creencias su admiración y su respeto a la cofradía cuando ella está en la
calle y pone en sus oraciones intensas, sus penas y sus alegrías a lo largo del
año cuando las imágenes residen en sus iglesias o sus capillas. La vida de una
cofradía viene dada en gran medida por la calidad humana y espiritual de todos
sus cofrades, colaboradores, admiradores y espectadores cada uno aporta su
pequeño grano u grande para hacer que la cofradía sea un referente en la vida
de la ciudad es por ello por lo que nosotros siendo conscientes de esto sabemos
cómo hemos de cuidar a los ciudadanos de esta bella y gran ciudad de Linares.
También sabemos que ser cofrade es vivir primordialmente como auténticos
cristianos, cristianos ejemplares que conocen perfectamente la doctrina de
Jesucristo que conocen los mandamientos de Dios y de la iglesia que participan
en los cultos y en la vida de la parroquia que practican los sacramentos que
viven con autenticidad la caridad que aman
a su familia sabiendo que la familia es el soporte primordial de la vida de un cristiano, que
aman a todas las personas porque toda la persona son hijos de Dios a través del
bautismo e incluso sin haberlo recibido dada la paternal bondad de Dios y su divina
misericordia. También somos conscientes del fervor popular que tiene la semana
Santa en Linares, la semana Santa es un hervidero de religiosidad popular, es
el evangelio que de una manera viva discurre por nuestras calles. La semana
Santa es pasión, es fe, es devoción, es la bella liturgia de la iglesia que
sale a la calle para el encuentro con toda persona y a cada una le dice una
cosa pero no cabe duda que Dios habla a través de las bellas imágenes que
recorren nuestras calles, a través del esplendor de esa bella liturgia que
recorre las calles