95 Hacia la
libertad desde la reflexión
La espiritualidad fue aniquilada de las sociedades
comunistas por el marxismo, con los efectos tremendos y desoladores que ello ha
ocasionado. Pero, de la misma manera, esa tan necesaria espiritualidad ha sido
sustraída en otras sociedades que han crecido bajo el peso desalentador: de un
consumismo, de un capitalismo y de una corrupción atroz y degradante.
A la búsqueda espiritual, que es personal, debiera
darse la importancia que tiene para la creación de: personas y sociedades
armónicas y equilibradas, personas y sociedades libres; donde todos, desde
pequeños, aprendiéramos: a reflexionar, a meditar, a interrogarnos para encontrar
nuestras propias respuestas.
Cultivar el silencio interior y entender la
necesidad de centrarse, de abandonar el ruido de la mente, y vivir plenamente
en un presente enriquecido por la permanente vibración del pensamiento y en su
realidad verdaderamente vital.
La escuela en la que se forman nuestros jóvenes,
llena de normas, controles y de exigencias que: condicionan y desnaturalizan su
buen funcionamiento, está obligada a ayudarles en esa reflexión, en su propia
reflexión interior. Formarlos en conocimientos básicos, en conocimientos esenciales,
pero sin darles siempre la reflexión hecha; dejándolos construir, dejándolos
saborear la libertad, ayudándoles para que desde ella surja el edificio de su
propia personalidad.
Sin esta reflexión personal, además, somos presas
fáciles de manipulación. Y así vemos cómo, lejos de “educarnos”, nos han programado
para obedecer a un proyecto, a un modelo de vida que quizás no sea el nuestro, convirtiéndonos
en máquinas, en robot. Con ello, claro, pretenden, algunas ideologías nefastas,
que sirvamos mejor al sistema que nos quieren imponer: que es lo que a ellos
les interesa.
No se ha buscado crear en la escuela las
condiciones para la reflexión, ni se ha facilitado en la sociedad o en la
familia las condiciones para que desde pequeños maduremos nuestras
potencialidades, para que pensemos, para que podamos crecer en torno a nuestros
ideales, a nuestros personales ideales. Ideales que, cada uno y personalmente, debemos
descubrir en nosotros mismos, atendiendo a esa parte inmaterial y espiritual, a
ese alma llena de vida, que cada uno tiene y que es su mayor tesoro y que ha
sido ridiculizada y confundida por los diversos y prolíferos ambientes de la
izquierda en unos casos y por meras doctrinas, de todo tipo, en otros.
Este mensaje de hoy, además de reclamar la atención
en la escuela a esta faceta de reflexiva individual, para liberarla de construcciones
ideológicas caducas y trasnochadas de uno u otro sentido; quiere hacer una
llamada a un profundo replanteamiento de eso que llamamos “Educación” para no
convertirlo solo en enseñanza de saberes ni tampoco en adoctrinamiento político
o social con tintes dictatoriales.
Plantear, también, si la “educación” debe servir
para facilitar la maduración personal y el descubrimiento de las potencialidades
del individuo, o debe servir como sucede, en muchos casos, para potenciar y
ayudar preferentemente a los “intereses sociales” que otros nos marcan e
imponen.
Entiendo que solo atendiendo a las necesidades
espirituales podremos transformar esta sociedad y rescatarla de la explotación
de unos pocos, o más bien muchos, espabilados; ellos son los interesados de
siempre que, con distintas pieles o con distintos ropajes, según pinte o cuadre
la cosa, se intentan aprovechar de lo que consideran “masa social” o más bien
“su masa social”. La masa social en la que se apoyan para obtener, con destreza,
imponentes fortunas e ingentes beneficios; pisoteando, aniquilando, sometiendo
o esclavizando, pero todo ello hecho siempre bajo la máscara de: la libertad,
el progreso y la democracia.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red”
Digital 18 de mayo de 2014
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 18 de mayo de 2014