21 Del suicidio a la caridad.
Gregoire Ahongbonon es un ciudadano de Costa de Marfil, que en los años
80 le afectó la crisis y se arruinó, sus deudores le perseguían, perdió a sus
amigos y desesperado por la situación pensó suicidarse, y puso manos a la obra,
pero en el momento en que iba a ingerir una importante cantidad de pastillas,
una corriente de aire tiro los comprimidos al suelo, en ese instante sucedió
algo inesperado en su corazón, oyó como una voz delicada pero exigente a la vez
que le decía: “ La vida que tienes no te pertenece, no tienes derecho a acabar
con ella” . Gregoire se había apartado de la fe en los años de éxito económico,
pero él había sido un hombre religioso practicante. Desgraciadamente, para
muchos, cuando la economía es pujante y vivimos holgadamente y con salud no nos
acordamos: ni de Dios, ni de la Iglesia, ni de las necesidades de los demás;
sin embargo, nuestras dificultades:
económicas, familiares o de salud nos hacen más solidarios, nos acercan más a
la trascendencia de nuestra vida. A partir de entonces, de nuevo, Gregoire se empezó a interrogar, y al pensar lo
que podía hacer: cayó en la cuenta del drama de miles de personas, enfermos
mentales, que malviven en las calles de su país. En áfrica los enfermos
mentales son considerados endemoniados y a miles de ellos se les ata a los
árboles con cadenas metálicas en las afueras del pueblo; allí, los dejan desnutridos y tienen que soportar las burlas
de todos e incluso con ellos se practican brujerías incalificables. Gregoire
empezó a atenderlos y cuidarlos, iniciando así una labor que ha dado lugar con
el tiempo a la Associatíon Saint
Camille de Lellis. “Hay hombres y mujeres que están olvidados y Dios nos
interpela a todos”, indica nuestro
personaje, que también nos dice: “Somos incapaces de amar al otro como es,
porque si no eres productivo no interesas”. Este testimonio se ha escuchado en
el: Ciclo de cine y encuentros: “Caridad, amor y verdad para el hombre” que ha organizado
la Delegación de Cultura de la Arquidiócesis
de Madrid. El ciclo ha sido de 5 días, del 10 al 14 de diciembre, y en él ha habido visionado de
películas y encuentros con diferentes personas que: voluntaria, vocacional o profesionalmente,
han dado su vida y su tiempo, al frente del servicio de caridad como expresión
irrenunciable de la fe cristiana. Mi
opinión es que éste ha sido un nuevo impulso para que caigamos en la cuenta de
la importancia de la caridad en nuestra vida. El acercarnos a los demás: a sus
problemas, a sus enfermedades, a su soledad, a sus tristezas, nos hace
compartir la viva realidad de nuestra propia existencia y por este camino
alcanzamos al Dios de la felicidad, al Dios que cada día dará pleno sentido a
nuestra vida.
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 15 de diciembre de 2013