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El Papa del Amor.
Cuando se ama de verdad: no hay techo
para ese amor, no hay medida, no hay límite. “El amor todo lo puede” y nos lo
demuestra de forma evidente el papa Francisco, un líder indiscutible en el
hábitat del amor. Nos lo demuestra cada día y en cada instante, él es un
cristiano convencido de que ante todo y sobre todo: “Dios es amor”. Yo tampoco
entiendo ya el mundo sin Dios, aunque muchos se empeñan en entenderlo así; pero
menos entiendo a un Dios que no sea Amor. Un Dios sin el Amor en grado
absoluto no lo entiendo. Por lo tanto no
me da miedo casi nada cara a la
eternidad; respeto si, miedo no. Estoy convencido de que Dios está en cada uno
de los acontecimientos y estará con los brazos abiertos para enseñarnos nuestra
definitiva morada cuando llegue el momento adecuado; allí donde el dolor
quedará definitivamente erradicado. El papa Francisco no sabe de: “Capillas
Sixtinas”, ni de “Palacios Episcopales”, ni de paraísos terrenales; él sabe: de
“mendigos” que necesitan que Dios se haga presente en sus vidas, de “harapientos”,
de “gente abatida”, de “pelambreras” sin futuro; él sabe de ricos que buscan la
“verdadera riqueza” para abandonar definitivamente la triste inmundicia de una
riqueza que les esclaviza; él sabe de “pobres
espirituales” que tienen el alma corrompida por el egoísmo o por la soberbia o
por el pecado o por el placer. Al papa Francisco no le interesa “El Templo de
Jerusalén” sino las piedras vivas; le interesa tu corazón, quizá roído por la
codicia; y le interesa el mío, quizás roído también por el desamor o por el
desaliento o por el egoísmo. Esos son las preocupaciones de Francisco. Su preocupación
es el mundo con sus maldades y con sus bondades; su preocupación es que los
hambrientos de pan alcancen el cielo, pero primero que se les alimente; sin el
pan corporal no se le puede hablar de un mundo nuevo y de una tierra nueva. Los
bienes de la tierra son necesarios para llegar al cielo…. Y podríamos seguir,
pero mejor haz el favor de poner tú lo que falta; y lo que falta
fundamentalmente es que comencemos a descubrir el amor en el panorama de
nuestras vidas, pero un amor: verdadero, comprometido, exigente; no un amor
acomodado, apático, frío. El amor ha de vivificar toda nuestra existencia. El
amor y la felicidad al final son el culmen de nuestras vidas. Nuestras vidas
sin amor están vacías y estériles.
Publicada en “Cartas al Director, Tu
voz en la red” Digital 4 de diciembre de 2013
Publicada en LA TRIBUNA DE
ALBACETE Digital 4 de diciembre de 2013
Publicada en LA TRIBUNA DE TOLEDO Digital 4 de diciembre de 2013
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 4
de diciembre de 2013
Publicado en Forumlibertas.com 9
de diciembre de 2013
Publicada en Diario JAÉN 10 diciembre
de 2013
Publicada
en Diario LA REGIÓN de Ourense Digital 14 de diciembre de 2013
Publicado en La
Tribuna de Talavera. 10 de diciembre de 2013