626
El Papa y la Santa Misa.
El
Papa Francisco, con esa sabiduría del amor que le caracteriza, nos ha hablado
del porqué de ir a Misa los domingos.
Un
tema trascendente en primer lugar por la importancia del mismo; y en segundo
lugar por la gran cantidad de católicos que en estos últimos tiempos
desgraciadamente la han abandonado, siendo los jóvenes precisamente los más implicados en esta triste y
lamentable retirada.
Una
retirada que nos cuestiona si los católicos estamos siendo realmente luz en un
mundo oscuro y tenebroso:
·
Un mundo lleno de situaciones detestables e
incoherentes, lleno de turbulencias, lleno de incoherencias, lleno de
falsedades sin respuesta y sin motivos.
Es
cierto que en muchas ocasiones: los Pastores y los católicos más comprometidos,
no hemos sabido dar la adecuada respuesta y tampoco hemos sabido predicar con
la autenticidad del ejemplo:
·
Ese ejemplo
vivificador que arrastra y motiva.
Ese ejemplo que provoca la reflexión y que provoca, una
vez asumido e interiorizado, su puesta en práctica, y su enriquecedora y
contagiosa vivencia.
El Papa comienza su planteamiento indicando que son
muchos los que se preguntan sobre cuál es el motivo de celebrar la Eucaristía
los domingos.
Y con la autoridad y supremacía que le da su cargo y
su sagrado ministerio responde que desde el inicio los discípulos han celebrado
este día y lo han hecho:
·
Porque en el, resucitó el Señor
Y porque recibimos el
don del Espíritu Santo.
Y nos dice, dando clara respuesta
a nuestro interrogante, que como ellos, también nosotros vamos a Misa el
domingo para:
·
Encontrar al Señor resucitado, o para
dejarnos encontrar por Él.
Escuchar
su Palabra.
Alimentarnos
del Pan de vida.
Y todo eso en
comunión con toda la Iglesia.
Estos cuatro apartados, que
contienen la respuesta del Santo Padre, se pueden considerar ya el resumen de
este excelso y trascendental acto litúrgico.
Un acto sin parangón en la
historia del mundo, pues en él: Dios se hace presente, y se hace presente en la
persona de Jesucristo y bajo las especies del pan y del vino.
El Papa puntualiza:
·
“La celebración de la Eucaristía
dominical da sentido a toda la semana”.
Podemos decir que da Vida a
nuestra vida; que da autenticidad a los acontecimientos, haciéndolos resurgir
de la vulgar cotidianidad y de la rutina.
Y Francisco nos recuerda también,
con su amable cordialidad y con su paternal cariño, que:
·
“El dominical descanso de
nuestras ocupaciones habituales es una indicación de que no somos esclavos sino
hijos. Hijos queridos de un Padre que nos invita a poner la esperanza en Él”.
Por desgracia, dice el Papa, para
muchos la Misa del domingo ha perdido sentido:
·
“Piensan que basta ser buenos y
amar”.
Pero recalca su Santidad, con
audaz insistencia:
·
“Que esto: -El ser buenos y
amar-, es necesario, pero no es posible sin la ayuda del Señor, sin obtener de
Él la fuerza para conseguirlo”.
La Misa es también prefiguración
del banquete eterno, es por lo tanto, nos dice el Romano Pontífice:
·
“El domingo sin ocaso; donde no
habrá llanto, ni luto, sino el gozo y la alegría de vivir junto a Jesús”.
Y para terminar, lamentando la
triste y “desesperanzadora” falta de sacerdotes en tantas comunidades y en
tanto lugares del mundo, nos dice:
·
“Hay comunidades que no pueden
celebrar la Misa cada domingo por falta de sacerdotes, o por otras
circunstancias”.
Unámonos al Santo Padre, hagamos
con él una piña de amor y deseo, y pidamos encarecidamente para que el Señor Resucitado
se haga presente en ellas, por medio de la oración y la escucha de la Palabra,
manteniendo siempre vivo el deseo de la Eucaristía.
Publicado en La Nueva España. Prensa
Asturiana. Digital.
20 de diciembre de 2017
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 21 de diciembre de 2017