219 La
magia del sentimiento cofrade.
Ahora que ha empezado la cuaresma es un buen
momento para hacer referencia a la tradición mágica llena de: sentimientos, oración,
música, arte, colorido y belleza que se llama “Semana Santa”.
Y no puedo comenzar sin decir que en Granada hay
muchos enclaves cofradieros llenos de singular belleza.
En ellos: lo empinado de sus calles, la magia de
su entorno, la grandeza de sus monumentos, hacen que se realce la peculiaridad
del transcurrir cofrade.
Hay enclaves de tanta grandeza emocional: que
parecen fusionarse con la realidad de las cofradías, que parecen “hermanarse”
con sus vivencias.
Considero que en Granada la falta de cofrades -¡se
ve que no son suficientes!- hace que no se aproveche debidamente la belleza de
los contrastes en el discurrir cofradíero.
Por otro lado el valioso engranaje de su Semana
Mayor lo potencia sobradamente el majestuoso barrio del Albaicín.
El Albaicín cofrade es de una gran singularidad;
difícil es encontrar un entorno de tanta belleza para que por el discurra el
paso de las Hermandades.
Además en esos lugares la fisonomía del día es
distinta a la fisonomía de la noche. Aquí, en Granada, la luna y las estrellas
también en muchos momentos forman parte de la comitiva y nos acompañan en ese
pasear contemplativo de las sagradas imágenes.
Un rincón, una esquina, una cuesta, unos
escalones, un empedrado difícil, una panorámica que deleita nuestros sentidos,
una iglesia llena de encanto, una torre, un mirador que en tantas ocasiones nos
cautiva con un sinfín de emociones. También nos acompaña el agua que corretea
en el arroyuelo, el convento milenario, la posada por la que han pasado
ilustres de todas las culturas y de todas las razas y condiciones. La belleza
de los árboles llenos de ese encanto primaveral que nos deleita, estimula
nuestros sentimientos y nos hablan también de años y años de historia.
La carrera del Darro da tal belleza a la fisonomía
de una cofradía, a su procesionar sereno y brillante, que considero que el paso
por allí es un grato y distinguido privilegio, por haber conseguido aquel lugar
de ensueño aunar tantos y tan excelentes encantos.
La Alhambra que siendo mora, cada año, recibe el
bautizo de la fe de Cristo, cuando por allí, en sublime austeridad, pasa el
cortejo. Es quizás por ello por lo que lo hace en plenitud de armonía, en un
transcurrir lento y pausado, solemne; lo hace con el lamento del dolor en el
alma de sus fieles devotos.
El Darro, aquí nos ofrece otro contraste de
vivencias vivificadoras: el agua a su paso, limpia y cristalina, deja la
delicia de un ruido tenue, un ruido delicado y que nos llena de paz; los
puentes y la maravilla de ancestral hermosura que nos dejan en aquel paraje; y
los pajarillos que revolotean y emiten con su picotear un signo de distinción
natural.
Aquí en este entorno del Albaicín todo es
grandioso, todo nos llama a vivir con intensidad este tiempo de cuaresma y
semana Santa.
En este relato he descrito la maravilla del
paisaje; pero en este entorno hay una maravilla mayor: la del espíritu, la del
alma que en estos días vive la pasión de Cristo, la del alma que se pone frente
a Jesús y entabla con Él un intenso diálogo de amor.
Por lo tanto aprovechemos estos días para que el
señorío, humano y divino, de Jesús enternezca nuestro corazón y nos haga vibrar
y encaminar nuestra vida definitivamente hacia la grandeza sinigual del
verdadero y autentico amor.
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 24 febrero de 2015
Publicado en Forumlibertas.com 25 febrero
de 2015
Publicada
en DIARIO DE AVILA Digital 26 febrero de 2015