392 Cámbialo todo con un gesto.
Un
estudio realizado en Trieste. Italia muestra que una sonrisa, una mueca de
enfado o un rostro amable, condicionan las acciones que se desarrollan a
nuestro alrededor, aunque no tengan nada que ver.
Eso han demostrado Elisabetta Ambron y Francesco
Foroni, de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) en Trieste,
en un estudio publicado en la revista Psychonomic Bulletin and Review. Estos
estímulos afectan no sólo a nuestro estado de ánimo, también a nuestro movimiento
y acción.
Se nota a diario y podriamos hacer la prueba, por
ejemplo: “Sonriendo en el autobús, a ver qué pasa”.
Claro que se nota mucho más, este estudio de los
gestos, si vas por ahí poniéndole mala cara a la gente o con gesto severo.
La aparición en nuestro campo de visión de un rostro
cargado de emociones condiciona no solo nuestra respuesta, también cualquier
cosa que estemos haciendo, aunque no tenga nada que ver.
En Trieste llevaron a
cabo un experimento muy sencillo en el que un grupo de voluntarios tenían que
trazar una línea recta con un bolígrafo a la vez que se les aparecía un rostro
con distintas expresiones. Cuánto más fuerte era la expresividad de la cara,
más se desviaban los sujetos de la trayectoria que tenían que trazar. ¡Interesante
verdad!
Y afirma Elisabetta Ambron: “Nuestro estudio es el
primero en investigar el efecto que produce en los demás de estímulos externos
como las expresiones de las caras”.
Y van más lejos en lo relativo a la importancia de los
gestos y aseguran que algo tan cotidiano como conducir un coche puede estar
condicionado por las expresiones de su alrededor y esto es algo que los
organismos responsables de diseñar el tráfico deberían tener en cuenta.
He recopilado parte de estos datos a través de Miguel Margineda y
de la web: “Investigación y Ciencia” a ellos agradezco la exposición de un tema de
tanto interes para conseguir una sociedad más amable y más humana.
Y con lo
anteriormente expuesto lo que se puede dejar claro es que un gesto, un simple
gesto puede hacer que la vida de los demás discurra por derroteros muy
distintos.
Por eso es importante que valoremos lo decisivo que
puede ser para los demás nuestra actitud y nuestra forma de proceder.
Una sonrisa nuestra en un momento determinado puede
hacer un inmenso bien: a una, a varias o a muchas personas.
En el trabajo, donde quizá pasamos la gran parte del
día, ¿Procuramos ser cordiales, procuramos ser amables, procuramos sonreír,
aunque quizás en determinadas circunstancias estemos pasando una situación
adversa?
Cuando vamos por la calle: ¿Procuramos ser atentos y
agradables con las personas que nos cruzamos, saludamos cuando es necesario, cedemos
el paso, llevamos una actitud positiva ante el posible encuentro con otras
personas?
En el hogar: ¿Estamos habitualmente con cara de
circunstancias. Amargamos si podemos la vida de los demás o suavizamos las
contrariedades sabiendo como hemos dicho la importancia y la trascendencia de
los gestos?
Que no sea real en nuestra vida lo que dicen de muchas
personas: “Que son súper amables y alegres con los amigos y habitualmente
antipáticos y groseros con la esposa o con los hijos”.
Referente por lo tanto a este tema de los gestos
quizás haya que buscar el procedimiento para que especialmente los
profesionales relacionados con: la medicina, la educación y el trato con
ancianos y niños, tengan la delicadeza suficiente para cuidar adecuadamente los
gestos con estas personas, puesto que ellas son más vulnerables y más sensibles:
por la edad, por sus circunstancias o por su enfermedad.
En concreto la medicina y la educación mejorarían
mucho, si los profesionales de las mismas viviesen su profesión con auténtica
vocación y no lo hicieran sólo como un medio para conseguir sus honorarios.
Hoy los gestos y las actitudes no son, muchas veces, las
apropiadas porque hay muchas personas que viven egoístamente, encerrados: en sí
mismos, en su poder y en su bienestar personal y se olvidan de los demás, sean
estos quien sean.
Muchas personas ven en los demás solamente escalones
para ellos subir y tener más y más y más, trabajando menos y menos si eso fuera
posible y además con menos interes.
Uno de los grandes santos: de la alegría, de los
gestos cordiales, de la simpatía y de la amabilidad: San Josemaría, nos dice en
Forja 590:
“No
alcanzaremos jamás la auténtica alegría sobrenatural y humana, el verdadero
buen humor, si no imitamos de verdad a Jesús; si no somos, como Él, humildes”.
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 3 febrero de 2015
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 3 febrero de 2015
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 4 febrero de 2015
Publicada en Diario de
Burgos 4 febrero de 2015
Publicada
en Diario JAÉN 7 febrero de 2015
Publicado en Forumlibertas.com 9 febrero
de 2015
Publicada en Diario LA REGIÓN de Ourense Digital 15 febrero
de 2015