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Escribir para amar
Yo siempre procuro -al menos- escribir
para amar, pero a veces -escribas o no- el amor está ausente. Por eso ahora
quiero hacer esta reflexión en “voz alta”, teniendo en cuenta ese entramado
diario que es la vida: con sus desafíos, con sus amores y con sus
desalentadores desamores. Se puede dar la circunstancia de que escribas por
amor y vivas en el desamor o vivas buscando algo que no tienes o vivas
queriendo vivir algo que no vives o quizás si te descuidas puedes vivir pero en
realidad no vives, porque has descuidado la coherencia o porque te has
adormecido o porque te has aburguesado alejándote de la realidad de la que
quieres vivir.
Hay personas que, porque le debes, y
quieres tenerle: cariño, respeto y comprensión; te gustaría estar con más
frecuencia a su lado, ser más comprensivo con ellas, quererlas más, expresarle
tus alegrías y tus penas y conocer las suyas, compartir vivencias y
experiencias; pero te das cuenta que a su lado no puedes, y no puedes quizás por
algunos de los motivos siguientes o por muchos de ellos o quizás incluso por
todos.
Los motivos pueden ser que, a su lado, no
puedes habitualmente:
·
Reflexionar
·
Meditar
·
Orar
·
Dialogar
·
Sonreír
·
Ser
·
Empatizar
·
Pensar
·
Compartir
·
Trabajar
·
Expresar
·
Disfrutar
·
Discernir
·
Comprender
·
Reaccionar
·
Tolerar
·
Sentir
·
Discutir razonablemente
·
Convivir
·
Explicar
·
Cuestionar
·
Mirar
·
Observar
·
Atender
·
Respetar
·
Amar
·
Vivir
Hay personas a las que todo lo que hagas
le molesta y para las que todo es criticable.
Y yo me pregunto y tú quizás te preguntes
también: ¿son posibles tantas circunstancias adversas y a la vez?
Este laberinto que es la vida diaria, la
convivencia diaria, da lugar, a veces, a
muchas situaciones adversas y no adversas; en la mayoría de los casos no se
dará tanta adversidad junta, pero sí se pueden darse muchas de ellas, teniendo
en cuenta que en muchas ocasiones unas son causa y origen de las otras, y que
uno al sentirse acorralado por el otro puede ser a la vez causante de algunas de ellas,
existiendo una reciprocidad explicable,
dada la situación de desconcierto.
Quisiera que esta reflexión pudiera ser
útil para que todos mejoremos la convivencia diaria, mejoremos nuestras
relaciones; pues de ella dependerá al fin la mejora de la paz en todos los
lugares y situaciones; la mejora tan necesaria: de nuestras familias, de
nuestras ciudades y de toda la compleja amalgama que compone de este mundo
nuestro.
Convivir en paz y para la paz, en el amor
y para el amor, es un objetivo importante.
¡Entre todos quizás podamos! Al menos
vamos a intentarlo.
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 5 de febrero de 2014