278 El regalo de La vocación
Toda vocación es un regalo de un valor excepcional. Las vocaciones
profesionales engrandecen la vida de la persona y estimulan y agrandan su capacidad creativa, su capacidad emocional,
su capacidad de escudriñar en las entrañas de nuevos horizontes, su capacidad
de investigación y de descubrimientos en los diversos campos del saber.
Por desgracia muchas personas no pueden ejercer su vocación profesional,
tienen que trabajar sin más: en lo que sea y cómo sea; y esto tiene mucho mérito,
pues tienen que hacerlo por necesidad, aun sabiendo que la rutina ensombrece
cada día su capacidad creativa. Otros, lamentablemente, ni siquiera pueden
trabajar, lo cual es aún más triste y traumático; no tener trabajo es una
inmensa tristeza porque rompe y aniquila totalmente las exigencias naturales
del ser humano. Si no se trabaja: ¿cómo se vive? ¿Dónde se vive? ¿De qué se
vive? ¿Cuándo y con quién y de quién se vive? Y las frustraciones de días,
meses y años en la espera acaban rompiendo
sus vidas. La vivencia de las personas sin trabajo se empobrece y tristemente
se minimiza pudiendo acabar en su total destrucción o dando lugar a que muchos
de ellos desgraciadamente lleguen a
ser seres humanos deshumanizados.
Por otro lado está la importantísima vocación al matrimonio, la vocación
a ser padre o madre; en esto Dios ha regalado al ser humano la grandiosidad de
sus dones, Dios descarga a manos llenas la sobreabundancia de su amor infinito.
El matrimonio es la plenitud de la donación en su máxima expresión. En el
matrimonio se hace del amor un arte; es una filigrana de exquisitez y belleza;
es el bordado excelso de lo divino hecho con la delicadeza torpe pero tierna de
unas manos humanas. El matrimonio es una bella y entusiasta leyenda hecha
realidad día a día; es un precioso cuento de hadas, pero elaborado con: cariño,
sacrificio, donación, entrega, detalles, respeto, tolerancia, equilibrio,
destreza, habilidad y amor: mucho, mucho amor. ¿Y la vida de una nueva criatura
que es? Es un regalo, es Dios que con extrema magnanimidad entrega a la persona
su capacidad de crear. La creación del cosmos se empequeñece al lado de una
mujer en el momento tan especial del alumbramiento. Por eso los cristianos y
las personas de bien no podemos aceptar el aborto, porque el aborto es romper
con crueldad y pleno conocimiento una obra maestra, débil e indefensa, que Dios
nos regala y nos entrega para que seamos sus cuidadores, sus guías y sus
custodios. Solo el fanatismo, la ignorancia, el egoísmo atroz o la rebeldía desgarrada a la creación pueden
hacer posible la aceptación del aborto y peor aún hacer de el: un derecho
En otro terreno de cosas mencionamos la vocación religiosa. Dios que llama,
Dios que escoge, Dios que elige, Dios
que amablemente nos invita a seguirle. Y ante la contundencia de la llamada
podemos decir: “Aquí estoy Señor porque me has llamado” o dar la espalda a la clara
indicación del Maestro. Dios dirige
nuestra vida y hemos de estar alerta para no equivocar el rumbo, nuestra felicidad depende de nuestra elección y Dios
es exigente. La vocación Misionera es otra vocación cuyo cauce es el amor y se
dirige solo y exclusivamente al amor, en ella la mediocridad no vale o te
entregas del todo o te das la vuelta resignadamente y sigues otros caminos. La
vocación política, la vocación deportiva, la vocación periodística o cualquier
otra han de ser formas distintas de una misma realidad: La grandeza del ser
humano que se hace así mismo construyendo de muy diversas formas la creación, o
creamos o destruimos, aquí no caben las ambigüedad de situaciones intermedias o
parciales; aquí no vale el yo y para mí, vale siempre el nosotros y para todos.
Tu vocación es tu tesoro: cuídala.
Publicada en Diario JAÉN 18 de Octubre de 2013
Publicado en Forumlibertas.com
14 de octubre de 2013
Con el título: Matrimonio
y vida