301 Nos urge una nueva democracia
Está claro
que esta España no puede seguir por los mismos derroteros: los derroteros de la
corrupción, los derroteros del enriquecimiento de los que ostentan el poder y
de muchos que viven de ellos, los derroteros de construir medios urbanos sin
saber para lo que sirven o si se van a utilizar, derroteros dictatoriales que
nos aplastan y que nos oprimen. Nuestra España va mal, muy mal, no hay nada más
que ver el talante de disconformidad de los ciudadanos, no hay nada más que ver
el número de parados; parados, de años y años,
que no disminuyen; no hay nada más que ver que las políticas, de cualquier tipo que sean, están cada vez más
lejana de los ciudadanos. ¿Quién puede decir hoy que existe democracia real y efectiva? ¿Quién puede decir
que el poder está en el pueblo? ¿Quién puede decir que las decisiones de los
políticos están en sintonía con las necesidades de todos? ¿Quién cree hoy a los
políticos? ¿Quién duda de la ambición descomunal de los que nos dirigen? ¿Quién
cree que las leyes son justas? ¿Quién no considera que las leyes, a fin de
cuenta, en España, tal como está la cosa, es un fraude más? ¿Quién no piensa
que en realidad la justicia no se aplica nada más que al: ignorante, al
inculto, el pobre, al desgraciado…? ¿No crees que es cierto el dicho ese de:
“quien hizo la ley hizo la trampa? ¿No
crees que: “ya basta”?
Estoy
totalmente a favor de que las obras del barrio de gamonal de Burgos no se
realicen, no estoy de acuerdo con la violencia, ni estoy de acuerdo con las
manifestaciones callejeras, pero de alguna manera hay que contrarrestar la
labor nefasta de la clase política española. En Linares por ejemplo hace unos
años hicieron un parking público y para poder costear las obras y que el
parking subterráneo fuera realmente necesario se arregló todo el paseo
colindante con el parking subterránea, se ensanchó innecesariamente el paseo, ya bastante ancho,
con objeto de quitar aparcamientos, se quitaron muchos aparcamientos en la
calle para que de esta manera la gente obligatoriamente tuviera que aparcar en
el parking. Esas son las políticas
sociales de muchos de los ayuntamientos: engrandecen al rico y machacan al
pobre o al de clase media, con toda clase de peajes e impuestos. De esta manera
se crean dos clases de ciudadanos bien diferenciados: el pobre que nada tiene,
pues cada vez tiene que pagar más y no puede, y el rico que se aprovecha de
infinidad de prebendas, honrarás o no, de
los gobiernos de turno. Otro caso lamentable es el del Tranvía de Jaén,
una obra totalmente innecesaria que costó mucho dinero y ahora está parada
porque no es rentable. ¿Quién toma esas decisiones? ¿Quién paga la culpa del
mal uso del dinero público? ¿En qué juzgados se lleva este caso para depurar
responsabilidades? Otro caso que clama al
cielo es el Metro de Granada, años y años de obras por ejemplo en Camino
de Ronda. Muchos establecimientos arruinados, pues el ayuntamiento para hacer
una obra menos costosa hace el Metro a flor de tierra con lo cual tiene durante
años en obras una calle tan importante de Granada. ¿Quién pierde hay? ¿Quién gana
ahí? Y ya se está diciendo, cuando todavía no está terminada, que no va a
resultar rentable pues el ticket tendría
que valer más de cinco euros por viajero. Por lo tanto me uno a los
manifestantes de las obras del gamonal
de Burgos, siempre que no acudan los sindicalistas de turno que si
participan es para cobrarnos: las banderitas que sacan, el vino de después y
que sea de gran reserva y si es necesario el sobre en B y todo a precio de oro;
y digo que estoy de acuerdo con estas públicas manifestaciones callejeras pues
aunque no sea la forma más correcta de resolver un problema ya hay que ir acabando con el papel dictatorial que está
jugando la muy digna y muy leal democracia española. Papel dictatorial y
nefasto, que está acabando con la paciencia de todos y con el buen hacer de
millones de españoles; que está acabando: con nuestra riqueza, con nuestra dignidad,
con nuestros ciudadanos porque nuestros hijos se tienen que ir a trabajar
fuera, con nuestros honradez, con nuestra libertad, pues nos sentimos presos y
esclavos de los: Ladrones, sinvergüenzas, corruptos, insolentes e inmorales … Nos
sentimos esclavos de la indigna e inmoral miseria humana y de su atroz egoísmo;
egoísmo que nos envilece y que nos hunde en el pozo horrible de nuestra
torturadora desesperanza.
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 23 de enero de 2014
Publicada
en Diario JAÉN 3 febrero de 2014