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"Jornada Mundial de la Paz" |
El 1 de enero, como cada año,
el Papa Juan Pablo II dirigió un mensaje con motivo de la "Jornada Mundial
de la Paz". Esta cita anual es ya tradicional para el pueblo cristiano y
para todo hombre y mujer de buena voluntad. Pablo VI inició en el año 1968 esta
costumbre que ininterrumpidamente se ha
celebrado desde entonces. Ya en sus comienzos, el 1 de enero de 1968, en su
primer mensaje, Pablo VI decía: "Que sea la paz con su justo y benéfico equilibrio la que domine el
desarrollo de la historia futura". Y aquí estamos ahora en ese futuro
lleno de esperanza pero lleno a su vez de desasosiegos, de injusticias
tremendas, de incertidumbres, de rupturas de la paz. La paz se resquebraja a
cada instante, la paz se tambalea. Es por ello por lo que nosotros debemos de
convertirnos en constructores de la paz, en sembradores de la paz, debemos
conseguir la civilización del amor y que esa civilización acabe con las
guerras, con las injusticias, con las crueldades, con el hambre, con la
pobreza.... En el mensaje que el presente año ha dirigido Juan Pablo II nos
habla de la necesidad de aprender a pedir perdón para conseguir la paz. El Papa
dice: "no hay paz sin perdón" y en ese mismo mensaje se despide Juan
Pablo II diciendo: "Todo lo vence el amor. Al final vencerá el amor".
Cuesta trabajo pensar que ese final que augura el Papa sea una realidad, hay
demasiada tensión en el mundo, demasiado egoísmo y poco deseo y esfuerzo por
vivir la justicia, por vivir la solidaridad, por trabajar por la paz. La paz
además no es solamente un problema internacional: mundial. La paz hay que
empezar a vivirla en nuestras familias: en donde frecuentemente abundan las
rupturas. La familia o es escuela de paz o
es escuela de destrucción, no hay término medio la familia o crea o
destruye, o engendra o aniquila. Después está la sociedad que apoyada en el
cimiento firme de la familia debe abrirse a la construcción de la civilización
de la paz. Flaco servicio hacen a la paz aquellos que buscan sus propios
intereses rompiendo a toda costa la armonía existente. En España por desgracia
actualmente hay muchas tensiones, muchos que buscan la disgregación y por lo
tanto la ruptura y la pérdida de la paz. Muchos en España hoy se buscan a sí
mismos sin preocuparse en absoluto de la paz y de la concordia. Pero pensemos,
no vamos a ser negativos, que como dice Juan Pablo II: "Al final vencerá
el amor."
Articulo
publicado en el Diario Jaén el 11 de Enero de 2004
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