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En Fátima el 13 de Mayo
El
13 de Mayo, Juan Pablo II, en Fátima
y en un
acto multitudinario beatifico a los videntes
de Fátima:
Francisco y Jacinta; dos
niños que juntó
a Lucía tuvieron la dicha de
ver y oír
a María.
Ello sucedió en 1917 y al poco tiempo
morían los dos niños.
Estos niños recibieron de la Virgen
un mensaje, un mensaje en
el que los
pilares fundamentales eran: la
oración, la
penitencia y la huida permanente del pecado.
Por desgracia, que lejos
vivimos hoy de lo que
la Virgen dijo
a los niños; hoy, imbuidos en una
espiritualidad cómoda y sin compromisos exigentes, el
mundo "cabalga" lejos de la austeridad
penitencial del mensaje de Fátima. Hoy, la vida de estos
tres niños es un ejemplo
gratificante y enriquecedor; ellos vivieron con integridad el mensaje de
María: pasaban
sus días en
oración, se
mortificaban y hacían constantemente pequeños sacrificios para salvar a los
pecadores, huían con prontitud
del pecado, vivían por y para lo que
la Virgen les había mandado.
Por otro lado
eran amantes fervorosos del sacramento de la Eucaristía; esperaban el
momento de recibir al Señor
con gran ilusión
y lo recibían
con tal devoción
que se notaba
que entendían la magnitud de
este gran misterio
en el que
Dios se hace
pan.
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MISA DE BEATIFICACIÓN DE LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA |
Las vidas de Francisco, Jacinta y Lucía
son un aldabonazo
para este mundo
nuestro que camina alejándose de Dios,
que camina buscando en la
diversión de lo pasajero unas
pautas a una
felicidad que no acaba de
llegar.
Hoy muchos,
si leyeran
la vida de
estos tres niños, encontrarían en su mensaje
una gran paz, una gran
esperanza, una inmensa felicidad. Indudablemente habría otros a
los que esto no les
diría nada;
de todo tiene
que haber en
esta viña del
Señor que es
el mundo; pero
lo que no
cabe duda es
que este mensaje nos
abre a Dios, nos abre a ese
Padre misericordioso que lleno de
cariño abraza, siempre,
al hijo pródigo.
Yo me he emocionado,
en muchas ocasiones, leyendo la
vida de estos
tres pastores, que llenos
de inocencia alcanzaron a descubrir
en sus vidas, pequeñas vidas, la inmensidad
de todo un
Dios. Ya
el evangelio menciona que Dios
ocultará muchas cosas a los
sabios y entendidos
y se los dará a conocer a la
gente sencilla.
Publicado en Diario JAÉN
26 - 5 – 2000
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